Este libro que conmemora una conmemoración, valga la redundancia, fue escrito por encargo en el año que se celebraba el tercer centenario de la publicación de «El Quijote» allá por 1905. Una serie de artículos publicados en el periódico «El Imparcial» entre el 4 y el 25 de marzo de 1905, después de un viaje por tierras manchegas del propio Azorín sufriendo las penalidades de la época de falta de comodidades para viajar por pueblos sin casi caminos ni buenas comunicaciones, sirvió de base para la publicación en un primer momento del libro, que ha tenido muchas reediciones posteriores y que ha servido como hoja de ruta a muchos de los que han querido acercarse a las tierras por donde transcurre la gran obra de Cervantes y a otros que lo han utilizado como primer paso para iniciarse en la lectura de «El Quijote», una obra que impone un cierto respeto a un lector que, normalmente y en el caso de los estudiantes sobre todo, no se acerca por voluntad propia y que a menudo necesitaría una guía para facilitar su conocimiento.

La edición de 2005 preparada por la Universidad de Castilla-La Mancha con la colaboración de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la empresa pública «Don Quijote 2005», en la que ha escrito el epilogo el director de la Casa-Museo de Azorín en Monóvar, José Payá Bernabé y con un estudio introductorio de los profesores de la Universidad de Castilla-LaMancha, Esther Almarcha Núñez-Herradore Isidro Sánchez Sánchez, se realizó para conmemorar el centenario de su publicación. Se hizo una edición en tapas duras y un formato más grande y cuadrado que permite una lectura agradable, se incluyeron fotografías antiguas provenientes la mayoría de la fototeca del Centro deEstudios de Castilla-La Mancha que permite hacerse una idea sobre la visión que nos dan las imágenes del texto de Azorín y recrearnos en unos paisajes y tradiciones que a veces por demasiado cercanos desconocemos, en algunas ocasiones hay que mirar de lejos para apreciar lo que vemos, hay que tomar distancia para acercarnos a objetivos próximos.

Como su título da a entender, el libro tiene idea de movimiento y sigue siendo base para excursiones o iniciativas de viajes alrededor de los pueblos que nombra Cervantes, en este sentido, hay más de una oferta en las agencias de viajes, y se compara con rutas de otros libros que sin ser de viajes propiamente dichos han creado caminos imaginarios desarrollados por lectores interesados en conocer lugares que se nombran en sus lecturas, en este caso es una ruta real recorrida por un personaje imaginario. Como camino permite el acercamiento de pueblos y de personas, esto no podría ser menos para el Premio Nobel del 2010, Mario Vargas Llosa, que dedicó el 15 deenero de 1996, su discurso de ingreso en LaReal Academia de la Lengua con el título «Las discretas ficciones de Azorín», a este libro que parece ser fue el primer que leyó de Azorín y que le sirvió, según palabras textuales, para introducirse en la lectura de la obra de Cervantes. En el citado discurso de ingreso, esta obra fue la base para hablar de Azorín, de sus artículos y ensayos, de sus novelas «La Voluntad» y «Pueblo. Novela de los que trabajan y sufren», sobre todo, y dar una visión de sus propias lecturas y de las imágenes que ellas han creado en la vida, en las relaciones y en el trabajo de Vargas Llosa. Un discurso interesante para conocer una versión más de Azorín e interesarnos por libros no tan conocidos ni tan fáciles de encontrar de su amplia obra. El discurso de Vargas Llosa se puede encontrar muy fácilmente en internet en la página de la Real Academia de la Lengua.

A nivel local, «La Ruta de Don Quijote» tuvo su particular homenaje en una Maratón de Lectura de las que se realizanen la Casa de Cultura para conmemorar el Día del Libro en el mes de abril y otros homenajes de la intrahistoria, que dirían los que conocen bien el trabajo de Azorín, son los que hacen anónimamente aquellos quese deciden a recorrer los pueblos que nombra, con su libro en la mano y buscando referencias e imágenes de sus lecturas en los sitios que visitan y, porque no, leyendo en voz alta las palabras que les dedica. Buena ruta lectores.