Bodas, prebodas, postbodas y rebodas

Si, ya sé el orden es primero “pre”, después boda y por último “re” o “post”, pero para título me gusta más así y además la “preboda”, la “reboda” o la “potsboda” surgen en el análisis cuando aparece la boda en nuestro vocabulario.

Desde el momento que se hace realidad esa canción moderna “El anillo “pa cuando”” de Jennifer López con la popular frase del locutor dominicano Mariachi Buddah, se empiezan los preparativos de la boda. Hay “apps” y “webs” en internet que te van dando información de todos los aspectos que engloban los preparativos: los tarjetones clásicos o más modernos, con foto o sin ella,… y los que cada uno puede diseñar y crear a su gusto aunque después tenga que buscar quien le haga la impresión; los restaurantes cercanos a tu ubicación para “Las despedidas de solter@s”, para el banquete nupcial o para el “after” de después; las diferentes formas de organizar las despedidas con o sin hotel, con o sin viaje, alquilando casas rurales, paseando por grandes ciudades disfrazad@s, participando en algún “paintball” o en macrofiestas o festivales;… las distintas celebraciones religiosas o civiles, las capillas, ermitas o parroquias que se dedican a esto como “Guadalupe” en Cáceres, “El Rocio” en Huelva, o “El Puig” en Valencia, o los complejos, fincas y establecimientos que ofrecen posibilidades sacras y laicas, las formas de comprometerse en una ceremonia civil, las lecturas más usadas en una boda religiosa, la música de la celebración, los protocolos en la vestimenta, las tiendas de ropa y accesorios que tienen descuentos desde “las apps” o las “webs” o que te ofrecen promociones, los regalos para los invitados olvidándonos ya del puro de los padrinos y de los cigarrillos largos o los mentolados que se les ofrecían a las mujeres aunque últimamente, a veces, los cigarrillos ocupan un sitio en las mesas de golosinas (esas deliciosas tentaciones que supieron a Gloria), los floristas, las limusinas y los coches de alquiler, los autobuses que se han vuelto a poner de moda para eludir las multas por beber más de la cuenta, las peluquerías y las maquilladoras, las pruebas y los ensayos, las modistas, las zapaterías, los fotógrafos y los reporteros que hacen los videos, las decoraciones con los nombres de los contrayentes, las copas de cristal personalizadas, plantas y flores en cúpulas de cristal, fotos de amigos y de los novios, el álbum de fotos de la “preboda”, el montaje de fotos del recuerdo para proyectar en el salón de celebraciones,… y todo lo que la imaginación de los preparativos pueda realizar.

Y llegó por fin el día, un suspiro, enormes letras con las iniciales de los novios, chapas, cintas, pulseras como en los festivales, “foto matón” con accesorios para disfrazarse, “post-it” para llenar un álbum de palabras, un original árbol decorado con huellas dactilares de los invitados, una calesa que uno de los invitados se trajo de “El Rocío villenero”, un florista de la familia arreglando las flores y poniendo la alfombra roja casi llegando el novio por el overbooking de celebraciones de ese día en la iglesia que iba a acoger la ceremonia, un sol de justicia que no dejaba escondido ningún rincón, el “cura heavy” de la familia que se ganó los aplausos de los asistentes, los posteriores comentarios y las reflexiones, ya en frio, de sus palabras; música y canciones de los Coros y Danzas “Francisco Salzillo” que la novia iba cantando emocionada, y un fandango bailado con el traje de novia para una novia que el fandango de Yecla lo ha bailado con un vaso de vino en la cabeza o con el vino dentro, o a muchos kilómetros de distancia, cruzando el mar o el océano, con una cuadrilla de adolescentes vestidos para Halloween, o en una playa de madrugada después de un embrujo nocturno,…; una sorpresa en forma de servicio de granizados para mitigar los casi cuarenta grados a la sombra, un encuentro con otros novios en un jardín botánico, unas estaciones de penitencia gastronómicas, flores, unas curiosas bolsas de pan llenas de frases para animar cada día de después, herbero de la Sierra Mariola, un libro de la ciudad de unos amigos, unos relojes del padrino de bautizo de la novia, hornazos de Huelva y vermut, ramos de flores de homenaje, unas “Converse” personalizadas para los novios, manteos y bromas, nuevas tecnologías que hacen aparecer una foto realizada en la iglesia impresa en un cuadro durante la comida, una canción compuesta por una de las “damas” que iba ser el hit del día pero en el último momento se quedó en una grabación de “washapp”. Los zapatos que aprietan porque el calor hincha los pies, imperdibles para solucionar los problemas de los vestidos y los trajes, invitad@s que llegan tarde porque se pierden, amigos que han cruzado el charco para acompañar a una compañera de intercambio universitario, invitad@s ausentes a los que han operado de urgencia unos días antes, otr@s que ha amanecido con una grave urticaria, otr@s que casi no pueden venir porque un desprendimiento de retina dio un buen susto a la familia un mes antes, otr@s que se han hecho un esguince o l@ que se ha roto una muñeca paseando, otr@s que deberán abandonar las alegrías de la boda por las lágrimas de Tanatos, la abuela materna de la novia que ya no está y que vaticinó su ausencia nada más comunicárselo un año antes, y la paterna que el día previo a la ceremonia la ingresaron en el Hospital y, aunque pidió el alta voluntaria, no la dejaron asistir y la operaron, sin decírselo a nadie, mientras llegaban los cafés y las infusiones a las mesas,… incidencias y accidentes que marcan un día para no olvidar, sustos para validar el refrán castellano “No hay funeral sin risas, ni boda sin lágrimas”.

Y, después de recoger las llaves que abre las puertas de una nueva forma de encarar la vida del mismo San Pedro, ya en la postboda, con la alegría por los que vinieron, con el pesar por los que faltaron, con la emoción de reencuentros, con las promesas de no tardar tanto en volver a vernos, con la ilusión del día a día, con el tiempo que va agrandando recuerdos y fijándolos con ayuda de videos y fotografías, con los detalles que aparecen y que no crees que sean reales porque la memoria ha seleccionado otros para hacerlos visibles, con imágenes que parecen que no has vivido porque realmente el día se pasa en un suspiro, sin casi darte cuenta,…  ya a esperar que lleguen rebodas, aniversarios y años que contar en medio de alegría, salud y felicidad para superar otros momentos más difíciles que también habrá.

 M. Esperanza Esplugues M.

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