Ex Libris. Lectura y escritura
- Jul 15, 2021
- En: El periodico de Yecla
Ex Libris. Lectura y escritura
En este año diferente, en el que entre otras cosas hemos compaginado nuestro tiempo con las redes tecnológicas, se han volcado desde páginas de Facebook, WhatsApp o Instagram en hacernos ver la cantidad de cosas en las que ocupar ese tiempo del que hemos dispuesto por la obligación del “quédateencasa”, nos han animado a hacer comidas con recetas más o menos fáciles, manualidades de todo tipo, unas con material reciclado, otras con papel, otras con flores secas, otras con telas, o con cuentas, piedras y teselas,… a coger las agujas del punto o la del ganchillo, el dedal y la aguja de coser, o los pinceles y los colores,… y otras actividades más que pueden pasar del ocio al oficio como las páginas de Facebook de “Un hada entre telas” o “Meraki ArteSano”. Nos han mostrado, no siempre gratuitos, cursos de idiomas, de fotografía, de dibujo y pintura, de técnicas de ordenador, de tocar instrumentos musicales,… otros de lectura rápida y otros muchos de creación literaria o simplemente de soltar el pensamiento para que el bolígrafo se deslice fácilmente por el papel, o la pantalla en blanco del ordenador sea un aliciente para captar las letras que nuestras manos van tecleando, y así aparecen páginas en internet y otras muchas en Facebook en las que escritores famosos ofrecen su conocimiento a través de cursos para facilitar la escritura, ahí tenemos ““Yoquieroescribir.com” Taller de escritura On Line dirigido por Carmen Posadas y Gervasio Posadas”, o “El poder terapéutico del lenguaje” con Luis Rojas Marcos, o el curso de “Escritura Creativa” en narrativa de Rosa Montero, o los que ofrece Clara Peñalver en www.escuelacursiva.com, o los de “Kafka Escuela de Escritores”, o los de “Clara Obligado Escritura Creativa”, o los “Talleres de Escritura Creativa de Fuentetaja” con colaboradores como Juan Madrid, Laura Freixas, Antonio Muñoz Molina, Javier Reverte, Elvira Lindo,… o los cursos creativos de “Domêstika” con títulos como ”El cómic es otra historia” de Paco Roca, o “Técnicas Narrativas para historias ilustradas” de Paula Bossia”,… y también están los cursos y las páginas de gente menos conocida que muestran los beneficios de escribir como terapia, como empoderamiento femenino, como dejar fluir el alma, como aprendizaje para situaciones de la vida en las que la expresión escrita es importante,… o simplemente como medio para abrir y conocer nuestro interior como “Alquimia: la magia de las palabras” en “www,palabrasavia.com” con frases como “Escribe, escribe, escribe… y como si tallases una piedra, la escultura de tu ser surgirá”, o el “Storytelling” (Técnicas Narrativas) de www.carmenarrufat.com y una de sus frases “La vida es esa aventura diaria que te sorprende y la escritura es como la tabla de surf con la que juegas con ella”,… Y después, cuando ya se ha pasado de coser palabras al papel a intentar que formen parte de un todo y se vean negro sobre blanco, surgen encuadernaciones, más o menos artesanas o más profesionales, de esas hojas que desbordan sentimientos y reflexiones, hechos e imaginaciones, viajes al interior o por el mundo exterior,… que se dejan leer, y entre los libros de la gente que se decide a autopublicar sus propias páginas, este verano se han juntado en mi mesa unos ejemplares curiosos sobre Murcia, su historia y sus costumbres, sus leyendas, su vida diaria y la nostalgia de parajes desaparecidos, son los libros de José Juan Cervantes Cuesta, “Vida y costumbres, leyendas y relatos de Murcia y su huerta” dedicado a sus nietas Lucía, Amara y Emma, “Intemperistas y fumequeadores”, “Recorrido Histórico por los barrios de Murcia”, “Mientras Murcia dormía le quitaron la inocencia” y “Desde mi confinamiento en San Drogón de la Muela” este último escrito durante el “quédateencasa”, y editado en gusanillo con unas reflexiones un tanto delirantes (de delirio), dadaístas, surrealistas e incluso hilarantes, si no fuera por la dura realidad que las ha provocado y por la que nos hemos tenido que acoger al “enclaustramiento” También ha aparecido, fruto de alguna remodelación de estanterías de estas circunstancias y con unos cuantos años más entre sus páginas, “D. Juan Tarónio (Gran drama en siete actos, según el autor le ha parecido. Escrito en ripios muy imitados al verso, y en prosa muy semejante al ripio)”, de José María Ortolá Ferrer, autor, actor y director de teatro aficionado e incluso de cine amateur en los años cincuenta ysesenta del siglo pasado, que es una curiosa recreación en tono burlesco de “Don Juan Tenorio” de José Zorrilla. Y junto a ellos, el libro editado en Diversidad Literaria “Y si el sol sale por el oeste” de Davinia Rubio, una educadora de las Escuelas Infantiles Municipales de Yecla, que ha escrito una historia donde el silencio, en muchas de sus acepciones, y la música tienen una importante presencia en la trama de una novela que se lee fácilmente y que muestra partes cotidianas de la vida del día a día y de los miedos y la tristeza habituales, con una curiosa reflexión sobre el dolor y el sufrimiento: “Leí una vez en algún lugar que dolor y sufrimiento no son lo mismo. El dolor forma parte de la vida y surge de perder lo que amamos. El sufrimiento, por su parte, viene de no aceptar lo que pasa, de estar siempre pensando que podría ser diferente, de querer cambiar lo que no está ya en tus manos.”
En el sentido de lectura y escritura como terapia, como ayuda para capear el temporal de emociones y sentimientos que ha creado el “quédateencasa” y los miedos que está generando estas extrañas circunstancias, aparecen en la memoria libros como “Manual de Remedios Literarios. Cómo curarnos con libros” de Ella Berthoud y Susan Elderkin, con edición y traducción de Clara Ministral en Siruela-Círculo de Lectores”, o la iniciativa “Reading Well” en Reino Unido que siguiendo la Biblioterapia (“el intento de ayudar a la ciencia a través de las lecturas” o “la selección de material de lectura relevante para la situación vital de una persona o grupo”, dos de las varias definiciones que engloba el término) ha sido inspiración para otras como la del SERGAS (Servicio Gallego de Salud), o la del pueblo Cabezón de la Sal que puede presumir de ser el primer municipio de Cantabria en el que se recetan libros, o “Lecturina”, el medicamento que propuso la Biblioteca Municipal de Lardero en La Rioja para celebrar el “Día del Libro” (el proyecto fue merecedor del sello CCB por su valor para la comunidad), o “Te receto un libro” una idea que surgió de la mano de “Escuela de Escritores” y que se ha materializado algunos años en la Feria del Libro de Madrid con los “doctores librólogos pasando consulta”, o “Piccola Farmacia Letteraria de Florencia”,… todos ellos detallados en páginas de Facebook o internet como “Baratz”.
El verano de este año con la influencia de viajes, comidas y reuniones no tan abundantes como siempre; de espirituosos o granizados a la luz de la luna, a veces imaginados y compartidos por washapp, Facebook o Instagram; de esplendorosos amaneceres, de rutilantes puestas de sol, de noches de luna o de lluvia de estrellas algunas más que vistas, soñadas muchas veces a través de imágenes y fotografías,… ha dejado nuevos retos compartidos y quizás la lectura y la escritura se hayan hecho un hueco en nuestro ocio y hayan servido para sustituir a esa ansiedad que crea el miedo de las circunstancias adversas y complicadas en las que estamos.
M. Esperanza Esplugues M. Agosto-Septiembre 2020